Ante la pregunta de Luna, Fiona resopló y no pudo evitar decir de manera lamentable: “Me quedé aquí porque Joshua quería que me quedara aquí en su nombre”. Ella levantó los ojos enrojecidos por el llanto y miró a Luna. “Charmaine y Arianna estaban a mi lado hace un momento, ellas deben haberlo escuchado. Joshua dijo que los hospitales son lugares de mala suerte, él me pidió que no fuera…”.Ella se secó las lágrimas mientras hablaba. “Parece que la señorita Luna no me acepta para nada. Si ese es el caso, entonces yo también podría irme al hospital con Joshua…”.Ante las palabras de la mujer, Charmaine, quien estaba sentada a su lado, no pudo aguantar más y se levantó. “Fiona tiene razón, hace un momento el señor Lynch le pidió a Fiona que se quedara, ¡él dijo que estará bien!”. Mientras hablaba, ella tiró de Arianna y le preguntó: “Tú también lo escuchaste, ¿verdad? Eres una de las compinches de Luna, ¡seguro que ella te creerá!”.Las acciones de Charmaine cuando tiró de Arianna fu

Luna bajó la ventanilla y miró con indiferencia al hombre que estaba de pie afuera del coche. “Pero yo no quiero hablar contigo”.Ella curvó los labios en una sonrisa y lo miró. “¿Quieres agradecerme por traer a tu amada señorita Blake a la casa? De nada, no lo hice por la bondad de mi corazón, me preocupaba que me matarás si le pasaba algo a ella”.Luego, ella bostezó. “Ya es tarde, tengo que ir a casa. Señor Lynch, espero que usted y su amigo puedan mover sus coches, no bloqueen el camino”. Su actitud fría hizo que la expresión en el rostro de él se volviera fea. Él respiró hondo. “Luna, ¿por qué insistes en actuar como si no te importará? Si realmente fueras tan despiadada, no cambiarías el alcohol por las bebidas simples. Ya que todavía te preocupas por mí, ¿por qué te niegas a hablar conmigo? Además, quería hablar contigo sobre el concurso”. “¿Ah, sí?"”, Luna levantó una ceja. “Pero presidente Lynch, estamos fuera de la jornada laboral. No quiero hablar de trabajo fuera del

Luna se quedó congelada en su sitio, como si le hubiera caído un rayo. El sol brillaba intensamente sobre ella, pero ella sintió un frío sin precedentes que atacaba su cuerpo. Aura Gibson. El ramo seco de aliento de bebé era de Aura Gibson. Esta mujer... ¿ya estaba de vuelta en Ciudad Banyan? ¿Qué quiso decir al regalarle flores a Neil? ¿Ella estaba presumiendo? ¿Tratando de provocarla? O... ¿declarándole la guerra?Escenas innumerables en las que Aura casi mataba a Neil y a Nellie pasaron ante sus ojos. Ella se mordió el labio con toda la fuerza que pudo reunir, sintiendo como si ella hubiera caído en un lago helado en pleno invierno. Si ella todavía estaba en el extranjero, con la influencia de Malcolm, no le preocupaba en absoluto que Aura se vengará de ella. Pero ahora, ella estaba en Ciudad Banyan. Joshua ya tenía una novia nueva; era imposible que él extendiera algo de su amor y calidez hacia ella y a sus hijos. Nadie podía protegerlos. Nadie. De pie en su lugar

Joshua no pudo luchar contra el ceño fruncido en su rostro cuando escuchó las palabras de Fiona.Él bajó la cabeza para mirarla fijamente con un toque de solemnidad en su mirada escrutadora. “Fiona, tú conoces tu condición mejor que nadie; incluso perder el control de tus emociones te haría tener dificultades para respirar y tendrías que ser hospitalizada. Las relaciones sexuales requieren aún más esfuerzo físico que la peleas. No creo que tu cuerpo pueda soportarlo”.Fiona se mordió el labio y se aferró a la camisa de Joshua con fuerza. “Joshua, aún no lo has intentado. ¿Cómo sabes que no podré soportarlo?”. Ella bajó la cabeza, y un atisbo de timidez apareció en su rostro. “¿Y si... y si puedo soportarlo?”.Había pasado casi un mes que Joshua y ella empezaron a salir, pero él nunca intentó nada más que abrazarla. Ellos ni siquiera se habían besado todavía, y mucho menos se habían acostado juntos. Lo irónico era que Fiona no se conformaba con los abrazos de Joshua. Ella quería

Luna curvó los labios en una sonrisa de satisfacción.Ella se acercó a Fiona y se burló humildemente con desprecio: “¿Qué te hace pensar que él te protegerá y cuidará de tu hijo después de que des a luz?”.Fiona entrecerró los ojos. “Por supuesto que él lo hará”.Luna se burló. “¿Quieres que te ayude a contar la cantidad de mujeres a las que él les hizo esa promesa? ¿Quieres saber qué pasó con todas ellas? Qué ingenua”.Luego, ella se dio la vuelta y estaba a punto de salir de la habitación cuando la voz desdeñosa de Fiona sonó detrás de ella: “Tú eres la ingenua. ¿Sabes por qué Joshua no se preocupa y ni siquiera le gustan tus hijos?”.Fiona se levantó con elegancia. “Eso es porque tú eras la que quería tener hijos, y él no, pero conmigo es diferente”. Ella se dirigió lentamente hacia Luna y fijó su mirada triunfal y burlona en ella. “Esta mañana, Joshua me hizo una petición, justo delante de la tumba de tu hijo muerto. Él quería que yo tuviera hijos para él”. Fiona sonrió y